Cuéntame un cuento abuelito
de esos que tanto me gustan
que así me quedo tranquilo
y mi madre no se disgusta.
Cuéntame el del vagabundo
que entre payasada y truco
quiso un mundo diferente
mientras que haciendo reír
hacia feliz a tantísima gente.
Y brotaron miles de recuerdos de melancolía
dándole el abuelo rienda suelta a su fantasía
y mirando al nieto comenzó:
Esta es la historia de un trovador
que fue hijo de padres artistas
siendo un fatalista y un gran soñador.
Que le cantó a su tierra y en su garganta
con pasión le puso el alma
y llevó por bandera el señorío
y el sentir de la comparsa.
La leyenda contaba
que entre candilejas un amor guardaba
mientas que con su voz
cautivó el corazón
de los que le escuchaban
y cuentan por ahí
que en noches veraniegas
aún se escucha su cantar,
que el viento de levante
sopla para recordar
que a este poeta loco
nadie lo quiere olvidar.
Se durmió, el nieto se durmió,
le besó en la frente y se levantó,
no quiso ponerle final a este cuento.
Y se miró al espejo
con lágrimas en los ojos
mientras recordaba:
«me llaman Charlot, Charlot, Charlot, Charlot».
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